domingo, 8 de febrero de 2015

NIEVE EN LA VENTANA


Toda la semana nevando fuerte. Y la vida se transforma, todo va más despacio y parece que el mundo se calla.

A mi me gusta el silencio del invierno. Siempre me ha gustado el silencio, es una de las cosas que más valoro de esta nueva vida. Pero el silencio de estos días blancos es especial. Es intenso e inmenso. La nieve absorve los sonidos de la nauraleza y parece que estamos en una película de cine mudo. En algunos momentos me pongo nerviosa y tengo que  respirar profundo. Es el silencio que nos hace hibernar. Que nos da unos días de descanso obligado. Que nos pone a prueba. Estamos tan acostumbrados a no parar…

Unos días para estar en casa, comer bien, dormir más, volver a sentirnos un poco niños, hacer muñecos de  nieve, disfrutar de la luz y darnos cuenta de que la naturaleza siempre tiene la última palabra.
 
 



 


 

 









lunes, 25 de agosto de 2014

TOMATES FEOS


 
En verano cada día comemos tomate aliñado. Un tomate de huerta es un auténtico manjar, del que nunca nos cansamos. Lo extraño es pensar que antes comíamos tomate de supermercado, que poco o nada tiene que ver con lo que ahora, durante unos pocos meses, tenemos la suerte de disfrutar a diario. Es uno más de los pequeños lujos de esta vida que hemos elegido.

 
Por ser un cultivo que exige cariño y muy sensible a las enfermedades, especialmente a los hongos en zonas húmedas como la montaña alavesa, cada vez nos encontramos con más variedades “híbridas” patentadas por las grandes multinacionales del sector y que no permiten que obtengamos nuestras propias semillas para rustificar (hacer más fuertes y adaptadas de modo natural) las variedades que escogemos. Eso sí, son tomates perfectos, sin manchas o marcas y todos del mismo calibre.
Y reivindicando de que la naturaleza es patrimonio de tod@s, pues nos hemos dedicado a buscar variedades de tomate de la zona o curiosas y estos son los que han caído en nuestras manos.
Tomate de Maeztu. Es un tomate temprano originario de nuestro pueblo adoptivo. Las semillas nos las facilitó nuestro buen amigo y vecino Carlos provenientes del banco de semillas. Los frutos son retorcidos y con cráteres pero con mucho sabor.
Tomate Rojo de Busturia.- También gentileza de Carlos.
Tomate Verde o de Marge: Es un tomate atigrado que al madurar intensifica su verde. Cuentan que antiguamente se cultivaban en los bordes de las huertas para confundir a los amigos de lo ajeno. Nos regaló el año pasado un tomate una vecina de huerta y nos encanta.
Tomate de Orbiso, de un pueblecito también de la montaña que junto con el Tomate de Estella, de tonos más negros, son variedades tardías.
Rosa de Berna y  Negro Crimea son tomates singulares con sabores intensos y bien definidos.
Como este era nuestro primer año en el invernadero y su manejo nos da bastante respeto, también pusimos un par de variedades de híbridos, más que por si las moscas, por si los hongos… Sacamos unas semillas de  Marmande un tomate enorme tipo RAF y compramos algún tomate Jack de frutos perfectos pero menos sabor.
Y es por esto que tenemos tomates grandes, pequeños, retorcidos, con cráteres, verdes, rosas negros y hasta alguno rojo, pero les queremos a todos!



 

lunes, 21 de julio de 2014

Pizza casera

¡Nos encanta la pizza! Solemos comerla una vez a la semana. Nos gusta a los 4; es sana y rica, además de la forma perfecta para que las niñas vayan comiendo más a gusto algunas verduras que de otra forma les cuestan. Para mi una pizza acompañada de una ensalada es un menú ideal.
Normalmente tenemos bolas de masa para pizza congeladas. Las hace Natxo en el obrador con harina de centeno y salen muy buenas. Ayer, que volvimos a despertar con el cielo gris, decidimos hacerlas en casa de principio a fin. Os cuento cómo...

 
Ingredientes, para 3-4 personas

Para la masa:
- 250 gr de harina (si el 10% lo ponemos de harina de fuerza la masa será más elástica y sale mejor). Nosotros ayer las hicimos con harina blanca de trigo ecológico; pero con otras harinas también saldrá rica.
- 10 gr de levadura fresca o la mitad de levadura seca de panadería.
- 3/4 de cucharadita de sal
- 120 ml de agua templada

Para el resto:
- Salsa de tomate, casera a ser posible.
- 1 berenjena pequeña cortada en rodajas muy finas y salada previamente, para quitarle el amargor.
- 1cebolla cortada en pluma y con una pizca de sal.
- 1/2 calabacín cortado en rodajas finas
- Tomates pequeños partidos. Cherry o simplemente los primeros tomates de la temporada que son pequeñitos. Ayer usamos tomates tigre verdes. Muy sabrosos.
- Queso rallado graso tipo mozzarela
- Aceite, sal, orégano, ajo.

 
Elaboración:
 
Empezamos por la masa:
Tamizamos en un bol la harina y la sal y hacemos un hueco en el centro. Deshacemos la levadura en el agua y echamos la mezcla en el hueco. Con una cuchara de madera mezclamos la harina con el agua hasta que obtenemos una masa pegajosa pero más o menos homogénea. Si resulta demasiado líquida o pegajosa añadimos un pelín más de harina. Si por lo contrario la harina no se incorpora al agua añadiríamos una gotita más de agua. Pasamos la bola de masa a una superficie enharinada y amasamos durante 10 minutos o hasta que tengamos la sensación de que la masa está elástica y fina.
Cuando tenemos la bola formada la pasamos a un bol enharinado o aceitado, la tapamos con un trapo y dejamos fermentar durante una hora. Si queremos hornear más tarde podemos dejar la masa en la nevera y así ralentizar la fermentación. De ese modo la masa aguantaría hasta el día siguiente.
Para hacer la base de la pizza volvemos a colocar la bola sobre la superficie de trabajo y la aplanamos con la mano. Primero con los dedos y después con la ayuda de un rodillo, o en su defecto de una botella de vino enharinada, la extendemos hasta tener la base que nos guste.
La colocamos en la bandeja del horno que tenemos preparada con papel de horno y ya puede entrar a dorarse.
El horno debe estar bien caliente, y si pudiera estarlo la bandeja en la que horneemos también pues mejor que mejor. Tendremos la masa en el horno unos 8 minutos, hasta que empiece a dorarse.
Cuando la saquemos deberíamos tener listos los ingredientes que queramos en nuestra pizza, para que la masa no llegue a enfriarse.

La elaboración de la cobertura es muy sencilla, y permite todas las variaciones que podamos imaginar. Lo que es importante y yo por lo menos siempre hago igual es la salsa de tomate. Suelo dorar en un cazo un ajo picado en aceite de oliva. Le añado tomate triturado natural (si es casero mejor que mejor), con una pizca de sal y media cucharada de azúcar. Dejo que se haga lentamente pero sin tapar durante media horita. La salsa queda con menos agua, y así no "moja" tanto la base de la pizza.
Pues bien, cuando tenemos la masa dorada extendemos la salsa de tomate por encima y después colocamos los ingredientes, en este caso la verduras. Después cubrimos con una capita de queso, espolvoreamos con orégano y por último un chorito de aceite de oliva. Al horno 8 minutos más y... a comeeeeer!


miércoles, 9 de julio de 2014

Korres Bizirik


Korres es el pequeño pueblo que late en el corazón del parque natural de Izki, rodeado de bosques de robles y montes de perfiles escarpados. Es un pueblo medieval encantador, de tres callecitas y 23 vecinos. Es punto de partida de muchas excursiones increíbles por el monte y tiene el parque de recreo integrado en la naturaleza más bonito que nunca hemos conocido. Visitamos Korres una y otra vez desde que llegamos a Maeztu, pero desde que conocemos a sus gentes lo sentimos más parte de nuestras vidas.
El pasado sábado estuvimos allí celebrando el Arbustok. Una jornada festiva para dar vida al pueblo y para reivindicar el papel de este tipo de comunidad, a menudo invisible en el mundo en el que vivimos. También aprovechamos para subir juntos al castillo de Korres, construido sobre un cerro en el siglo XII para vigilar la frontera entre los reinos de Navarra y Castilla. Tuvimos unos guías de lujo que nos contaron la historia, las anécdotas y también la preocupación por el deterioro de los restos. Una fortaleza del siglo XII de gran valor histórico, que de estar ubicada en un lugar menos recóndito, menos fronterizo y más poblado gozaría de las ayudas públicas que merece. En este caso hay que suplicarlas. Por eso esta iniciativa en Change.org que os animamos a firmar.  http://www.change.org/es/peticiones/imanol-agote-alberro-sos-castillo-de-korressolicitamos-que-se-hagan-los-tr%C3%A1mites-y-gestiones-necesarios-para-salvar-y-poner-en-valor-los-restos-del-castillo-de-portiella-de-korres
Después de la excursión hubo muchas actividades en el pueblo. Para mí lo mejor fue la comida popular y compartir el día con mi madre que por fin ha podido venir a pasar unos días con nosotros.
Korres Bizirik!

 
Pequeños y mayores en la aventura de subir al castillo de Korres

 
 
Gustavo nos guía
 
Siglos de historia en esos muros

Los sabios del lugar

 
 
Jare nos presentó a su cabrita Lola

La familia haciendo talos

¡Más de 100 en una mesa!
 
 

jueves, 5 de junio de 2014

Habas, como las ponía la madre de Tere

 
 
Es tiempo de habas. Me encantan recién cogidas, cómo huelen y su tacto aterciopelado. Pero la verdad es que antes apenas comía. Alguna vez faves a la catalana en algún restaurante, pero poco más. Ahora las comemos todas las semanas. Son muy ricas en vitaminas, proteínas y aportan mucha energía. Lo que necesitamos estos días de trabajo duro!
Esta receta me la dio Tere, la madre de Natxo. Ella perdió a su madre siendo pequeña, pero la tiene muy presente; sobre todo cuando hablamos de comida, que es a menudo. Tere es muy buena cocinera, y muchísimas veces dice: "así lo ponía mi madre".
 
Ingredientes:
  • 1 kg de habas
  • 2 cebollas
  • 1 vaso de vino blanco
  • Aceite, sal, pimienta, ajo y perejil
  • Opcional: jamón o chorizo
Elaboración:
Limpiamos bien las habas y las preparamos como si fueran vainas (les quitamos el hilo lateral con un pela-patatas y las cortamos en cachos). Para esta receta, con habas muy tiernas y pequeñas, las dejamos con el calzón. Si hay algunas habas más grandes les quitaremos el calzón y echaremos a la cazuela solo el grano.

Echamos a una cazuela con aceite la cebolla picada y las habas cortadas. Añadimos sal, pimienta y perejil picado majado con un ajo. Rehogamos lentamente hasta que las habas pierden su color verde vivo. Si queremos añadimos un poco de jamón o chorizo picado. Yo no me pude resistir y eché un chorizo casero que nos trajeron de Legutio. Seguidamente añadimos un vaso de vino blanco y dejamos cocer. Si lo hacemos en la olla presión con 10 minutos basta. Si lo hacemos en cazuela normal necesitará unos 45 minutos más a fuego lento. Vamos mirando que no se seque, y añadiendo un poquito de agua si vemos que hace falta.
 
Bon profit!
 
 

Viento sur

Por fin sopla viento sur. Hace calor y nos ponemos pantalón corto sin que la piel se nos ponga de gallina... La primavera alavesa no es fácil! Hasta ayer con anorak y chimenea por las noches. Bueno, parece que ya está! 
Estos días tenemos que acabar de plantar la huerta. Estamos con las cebollas. Muuuuchas cebollas, para todo el año. Valencianas y rojas. La espalda se queja, pero es un placer ver cómo todo va cogiendo forma. Por suerte tenemos la ayuda de Jesús y Tere, los abuelitos de Apodaka. ¡Qué haríamos sin ellos! Y sin las cerezas que nos traen!!
Ahora solo nos falta esperar que salgan unas cebollas tan grandes como las del año pasado y que algún cestalari más se anime a comer sano, local y de temporada.
 
 

 
 
 

 
 
 
 
 

miércoles, 28 de mayo de 2014

Ensalada de quinoa con guisantes, habitas y queso feta

Hoy hemos comido una ensalada perfecta para este momento de la temporada. Ya apetece algo fresco pero la huerta todavía no tiene listos los clásicos de la ensalada. Me recuerda al tabule, por la menta y el limón. Fácil, sana, original, de temporada y rica en energía y proteína. ¿Se puede pedir más?

Ingredientes – para 4 personas
  • 2 tazas de caldo de pollo o agua
  • 2 cucharaditas de sal
  • 1 taza de quinoa, que enjuagamos previamente
  • Media taza de guisantes frescos
  • Media taza de habas pequeñas
  • 1 trozo de queso feta desmenuzado (tamaño según gusto)
  • 1 ramita de menta fresca
  • 2 cucharaditas de ralladura de cáscara de limón
  • Aceite de oliva
  • Pimienta negra
Elaboración
En una cazuela mediana, ponemos el caldo de pollo o el agua y ½ cucharadita de sal hasta que hierva. Agregamos la quinoa  y la cocemos a fuego lento y tapada durante 15 minutos. La quinoa absorberá todo el líquido. Pasar a un recipiente grande para enfriar.
Mientras tanto, en otro cazo, ponemos unas 3 tazas de agua y las 2 cucharaditas de sal restantes hasta que hierva.
Escaldamos los guisantes y las habas en el agua solamente 1 minuto. Escurrimos el agua y sumergimos inmediatamente los guisantes y las habas en un tazón de agua bien fría. Este detalle es opcional pero detiene el proceso de cocción y mantiene el precioso verde de estas leguminosas.
Añadimos los guisantes, las habas, y el resto de ingredientes al recipiente con la quinoa. Mezclar bien y servir a temperatura ambiente o frío.