jueves, 5 de junio de 2014

Habas, como las ponía la madre de Tere

 
 
Es tiempo de habas. Me encantan recién cogidas, cómo huelen y su tacto aterciopelado. Pero la verdad es que antes apenas comía. Alguna vez faves a la catalana en algún restaurante, pero poco más. Ahora las comemos todas las semanas. Son muy ricas en vitaminas, proteínas y aportan mucha energía. Lo que necesitamos estos días de trabajo duro!
Esta receta me la dio Tere, la madre de Natxo. Ella perdió a su madre siendo pequeña, pero la tiene muy presente; sobre todo cuando hablamos de comida, que es a menudo. Tere es muy buena cocinera, y muchísimas veces dice: "así lo ponía mi madre".
 
Ingredientes:
  • 1 kg de habas
  • 2 cebollas
  • 1 vaso de vino blanco
  • Aceite, sal, pimienta, ajo y perejil
  • Opcional: jamón o chorizo
Elaboración:
Limpiamos bien las habas y las preparamos como si fueran vainas (les quitamos el hilo lateral con un pela-patatas y las cortamos en cachos). Para esta receta, con habas muy tiernas y pequeñas, las dejamos con el calzón. Si hay algunas habas más grandes les quitaremos el calzón y echaremos a la cazuela solo el grano.

Echamos a una cazuela con aceite la cebolla picada y las habas cortadas. Añadimos sal, pimienta y perejil picado majado con un ajo. Rehogamos lentamente hasta que las habas pierden su color verde vivo. Si queremos añadimos un poco de jamón o chorizo picado. Yo no me pude resistir y eché un chorizo casero que nos trajeron de Legutio. Seguidamente añadimos un vaso de vino blanco y dejamos cocer. Si lo hacemos en la olla presión con 10 minutos basta. Si lo hacemos en cazuela normal necesitará unos 45 minutos más a fuego lento. Vamos mirando que no se seque, y añadiendo un poquito de agua si vemos que hace falta.
 
Bon profit!
 
 

Viento sur

Por fin sopla viento sur. Hace calor y nos ponemos pantalón corto sin que la piel se nos ponga de gallina... La primavera alavesa no es fácil! Hasta ayer con anorak y chimenea por las noches. Bueno, parece que ya está! 
Estos días tenemos que acabar de plantar la huerta. Estamos con las cebollas. Muuuuchas cebollas, para todo el año. Valencianas y rojas. La espalda se queja, pero es un placer ver cómo todo va cogiendo forma. Por suerte tenemos la ayuda de Jesús y Tere, los abuelitos de Apodaka. ¡Qué haríamos sin ellos! Y sin las cerezas que nos traen!!
Ahora solo nos falta esperar que salgan unas cebollas tan grandes como las del año pasado y que algún cestalari más se anime a comer sano, local y de temporada.