Toda la semana nevando fuerte. Y la vida se
transforma, todo va más despacio y parece que el mundo se calla.
A mi me gusta el silencio del invierno. Siempre me ha
gustado el silencio, es una de las cosas que más valoro de esta nueva vida.
Pero el silencio de estos días blancos es especial. Es intenso e inmenso. La
nieve absorve los sonidos de la nauraleza y parece que estamos en una película
de cine mudo. En algunos momentos me pongo nerviosa y tengo que respirar profundo. Es el silencio que nos
hace hibernar. Que nos da unos días de descanso obligado. Que nos pone a
prueba. Estamos tan acostumbrados a no parar…
Unos días para estar en casa, comer bien, dormir más,
volver a sentirnos un poco niños, hacer muñecos de nieve, disfrutar de la
luz y darnos cuenta de que la naturaleza siempre tiene la última palabra.